Sede Canónica
Reseña Arquitectónica
La Capilla y Casa de Hermandad de N.P.J. de la Puente del Cedrón y Mª Stma. de la Paloma fue proyectada el año 1.991 por el Arquitecto y cofrade Antonio Valero del Valle, y fue auxiliado en la Dirección de las Obras por su hermano el Arquitecto Técnico Fernando Valero.
Ocupa dos solares, uno de los cuales albergó la edificación del Colegio de San Pedro y San Rafael, de la malagueña Plaza de San Francisco. Dicha plaza, de traza triangular, recoge un reducto de marcado acento decimonónico que en buena parte condicionó y determinó el tratamiento dado al edificio que, programáticamente, debería recoger una Capilla para el culto religioso de los Titulares de la Hermandad, así como los locales habituales de una Cofradía de Semana Santa en su aspecto social.
Organizatívamente, y por no disponerse de la totalidad del solar aquél año, se proyectó y construyó una primera fase, procediéndose en 2009 a la ampliación sobre el segundo, ahora ya libre para el fin para el que se adquirió. Las obras de la mencionada Primera Fase se terminaron en 1.995, y desde aquél año es la sede de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos.
Espacialmente distribuye en Planta Baja la Capilla, al Culto de Jesús de la Puente y Virgen de la Paloma, imagen ésta que preside el Altar Mayor, dada la popularidad de su advocación, en camarín elevado sobre el presbiterio, con retablo y mesa de Altar del XVIII restaurado por Ruiz Liébana.
Jesús de la Puente recibe culto en hornacina en el lado del Evangelio, con semi-bóveda de gajos de nervadura sobredorada y frescos de Raúl Berzosa de 2.007.
La nave resultante es rectangular, regular, con lienzos apilastrados y remates de arcos apoyados en sencillos capiteles que juegan con medias bóvedas de aristas, sobre las que descansa un deambulatorio cerrado, con óculos circulares vitrados del nivel superior, que se destina a Columbarios.
El lienzo central de levante está decorado con fresco de grandes proporciones de Francisco Hernández ocupando su lugar simétrico puerta-cancela de acero y bronce, que separa la nave de la Capilla del Salón de Tronos procesionales.
A los pies de la nave, y en el rincón derecho, se encuentra el coro. La Sacristía y la Albacería son otras dependencias que colmatan este nivel de Planta Baja, extendiéndose esté último Área de Albacería a lo largo de toda la entreplanta con varias dependencias mas.
El de Primera Planta de encuentra ocupado, como quedó dicho anteriormente, por los Columbarios, la Sala Capitular, el Archivo documental y despacho del Hermano Mayor.
La Planta última alberga el Salón Social, el Bar y los despachos de Secretaría, Tesorería y Contaduría.
Las obras en curso están orientadas a dar mayor amplitud a los espacios ya existentes, dado que la nueva dimensión no dará lugar a la diversificación de otros usos distintos a los actuales.
Estéticamente, el pretendido del autor no fue otro más que lograr la armonía estética con un conjunto arquitectónico existente que, a pesar de muestras de puntuales deterioros producto del paso del tiempo y fácilmente reparables, reforzase una unidad formal de especialísimo encanto urbano local.
Del resultado final da prueba la obtención del premio “Nazareno del Año” de 1.996, premio que se otorga por votación popular, en este caso a la aportación urbanística a un ambiente puesto en valor, cuando el entorno estaba muy degradado.
Enclave urbanístico
La plaza de San Francisco se halla situada, según bajamos por la calle carretería, hacia su mediación y a su derecha, justo frente a la calle Mosquera, en otro tiempo llamada Arco de San Francisco.
La plaza nació como consecuencia de la desamortización del convento franciscano de san Luis el Real y en consecuencia, de la división de un solar y reparto de sus edificaciones.
Efectivamente, tras la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, y a extramuros cruzado el foso que rodeaba la muralla, se dieron tierras a los frailes de san francisco para que en ellas levantaran un convento con sus huertas y compás, ocupando todo el conjunto desde la entrada actual a la plaza hasta las calles de Don Rodrigo y de los Cristos, por un lado, y por otro, desde el final de la calle de los Gigantes hasta la antigua Cárcel, posteriormente prisión de mujeres y hoy Cuartel de la Policía Local.
El convento franciscano fue enriqueciéndose con las aportaciones de la nobleza de la ciudad y con la fundación en él de numerosas Hermandades, lo que determinó una gran afluencia de fieles que obligó a que en 1612, se abriera una puerta en la muralla frente al convento a la que se llamó Arco o Puerta de san Francisco y origen de la calle Mosquera.
En 1836, el convento franciscano fue incluido dentro de los bienes nacionales, como consecuencia de la Ley desamortizadora de Mendizábal, cediéndose al Gobierno político de la provincia que lo sacó a pública subasta, quedando adjudicado finalmente por 70.000 reales a Don Antonio María Álvarez, el cual, a partir de 1841 será quien de a la plaza la fisonomía que hoy relativamente tiene.
En aquel viejo convento franciscano nacieron cofradías tales como la de Nuestro Padre Jesús de Azotes y Columna, la de Ntro. Padre Jesús de la columna, la de Nuestra señora de la Concepción, la de la Santa Vera-Cruz, la del santo Cristo de la humildad y Paciencia, la de Jesús Nazareno llamado el Pobre, la de la Pura y Limpia Concepción de nuestra señora, la de Jesús Nazareno “El Rico”, la de la hermandad de San Juan Evangelista y la hermandad del Santo Sudario, cofradías todas ellas que, nos dan por su número, una idea de la importancia de la Iglesia de san Luis el Real y de la buena acogida que debieron dispensar los frailes franciscanos.
Desgraciadamente, la desamortización de 1836 acabó no ya sólo con aquel bastísimo conjunto que fue el convento franciscano que originó el crecimiento de la ciudad por aquellos arrabales nacidos a su amparo a extramuros, sino también con la mayoría de la hermandades instaladas en su recinto sacro, pues sólo unas pocas sobrevivieron al trasladarse a otras iglesias.
Del conjunto de edificaciones nacidos a mediados del XIX y que conforman físicamente la distribución actual de la plaza, destacamos, lo que fue durante muchos años el Colegio de San Pedro y San Rafael, hasta los primeros años setenta del pasado siglo, pues será en este edificio y en su inmediato hasta alcanzar la estrechísima calle de Eduardo Ocón, donde la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón y María Santísima de la Paloma, levantó en el año 1995, su Capilla y Casa de Hermandad, recobrando así, aunque sólo sea de manera simbólica, este espacio de rancio sabor cofrade y cargado de historia religiosa de la ciudad, e incorporándolo a los núcleos relacionados con nuestra Semana Santa.