Fiesta que también es llamada de la Purificación de María o de la Presentación del Niño Jesús en el Templo.

De acuerdo a la Ley de Moisés, una madre que había dado a luz a un hijo varón era considerada impura durante siete días y debía permanecer treinta y tres días más «en purificación de su sangre». Transcurrido los días de su purificación, la madre debía llevar al Templo unos animales para su sacrificio, para quedar limpia.

Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, la Virgen María cumplió con este precepto de la Ley, realizando la primera presentación solemne de Cristo en la casa de Dios.