“Seremos juzgados por Dios en la Caridad, en cómo hemos amado a Dios en los hermanos, especialmente los más débiles y necesitados…” (Papa Francisco. Audiencia General 24 .4.13)

Palabras del Santo Padre, siempre vigentes. Los más débiles y necesitados. ¡Cuántas personas se han visto debilitadas y necesitadas súbitamente! ¡Cuántos se ven desamparados! ¡Cuántos se ven olvidados! ¡Cuántos de ven desprotegidos!

Un mandamiento nuevo, nos dio el Señor: Que nos amásemos todos como Él nos amó. Amor es caridad, es acordarnos del que nada tiene, es desprendernos de parte de lo nuestro en favor de nuestro prójimo. Desgraciadamente, hoy son multitud los que nada tienen.

Nuestra Hermandad, en estos tiempos tan difíciles, y dentro de sus posibilidades, ha fijado su atención en dos asociaciones que generosamente, atienden a los más vulnerables, colaborando con su ejemplar tarea, de entrega a los demás, mediante un humilde donativo:

La Casa del Sagrado Corazón, Cottolengo, como la conocemos en Málaga, lleva más de cincuenta años entre nosotros, ayudando a los más necesitados, a los que no tienen acogida en ningún otro centro. Son aquellos que no tienen nada, a veces ni a nadie, y allí son recibidos con los brazos abiertos, recibidos con sumo cariño y generosidad. Desde el año 2013, es gestionada por una Fundación Canónica, dependiente del Obispado de Málaga, y dirigida por Cáritas Diocesana.

El pasado mes de marzo, visitamos la casa, donde nos recibió Patricio Fuentes, su director, quien nos contó que no tienen ningún tipo de ayuda pública. “Vivimos de la Providencia” de la generosidad de más de setenta voluntarios, que se ocupan de que todo funcione y de la ayuda de los malagueños.
Por otro lado, no podíamos dejar de lado a nuestra Cáritas Parroquial de la Iglesia de los Santos Mártires, con quienes nos unen estrechos lazos, ellos se desvelan por atender en muchos aspectos a quienes acuden en demanda de ayuda, abarcando ámbitos de asesoramiento, educación, acompañamiento, alimentación, y tantos otros aspectos que conforman la vida de las personas.

Desde estas líneas, hacemos un llamamiento a nuestros hermanos y a los devotos de Nuestro Señor de la Puente y de la Virgen de la Paloma, a que en la medida de sus posibilidades, contribuyan con su donativo a ayudarnos en el ejercicio de la caridad.

Que Ellos velen por todos nosotros.