El siglo XX será
sin lugar a dudas, con las excepciones de la primera década y del
paréntesis comprendido entre la República y la Guerra Civil, uno de los
mejores para la Hermandad. Durante esta centuria saldrá del letargo,
asistirá a una etapa de esplendor, verá destruido su patrimonio, resurgirá
de las cenizas y se reorganizará para situarse entre las primeras del
concierto cofrade malagueño y al final, cambiará de sede canónica.
Esos primeros años de esta centuria son uno de los más oscuros y
desconocidos en la historia de la Hermandad, de la que apenas hallamos
noticias o documentos que nos hablen de la misma, confirmándonos de este
modo el periodo de letargo o anquilosamiento por el que atravesaba.
Las noticias provenientes de la Hermandad son prácticamente nulas, incluso
en lo tocante a la otra actividad fundamental estatutaria, la de
enterramientos, se observa como desde 1902 hasta 1908 no existen asientos
en los registros del libro de luminarias del mismo, denotándose con ello
la inactividad por la que se atravesaba en esta primera década.
Con relación a las salidas procesionales, lo que es seguro es que durante
las Semanas Santas de 1901 a 1909 la Cofradía no efectuará procesión
alguna.
Será a partir de 1908, y con la nominación como Hermano Mayor de Rafael
Atienza González (1908-1924), cuando la Corporación entrará en una etapa
de resurgimiento y gran esplendor.
La Junta de Atienza se hará cargo de una Hermandad con un patrimonio
dieciochesco realmente empobrecido. (58) Una de las primeras actuaciones
fue la de incorporar como cotitular, en 1909, a la imagen de una dolorosa.
Paso significativo en la vida de la Hermandad, que marcará el acontecer de
los años. Se trataba de una Dolorosa de autor anónimo malagueño, fechada
en el siglo XVIII, de manifiesta tendencia devocional, en la que destacaba
su recogida expresión de ojos llorosos, manos en actitud de oración,
cabeza inclinada. (59)
La imagen, que se denominó de los Dolores, era propiedad de la propia
familia Atienza que la cedió para su culto, adjuntándose desde entonces la
advocación mariana al título de la Corporación, quedando constituida como
"Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón y Nuestra
Señora de los Dolores".
Desde la llegada de Atienza se asistirá a una carrera de estrenos y
reformas sin precedentes en la que se renueva casi la totalidad del
patrimonio cofrade. De este modo, durante 1909 se llevó a cabo la
restauración del antiguo trono del Cristo, encargo que se hace al tallista
malagueño, Andrés Rodríguez Zapata, así como la realización de treinta
túnicas de raso y de una Cruz-Guía. (60) Las reformas prosiguieron al año
siguiente, con la ampliación del trono del Señor, la restauración de los
cuatro ángeles del trono, la realización de una lanza para el romano y de
una nueva túnica para el Señor de Camarín, además de veinticinco túnicas
para seguir completando las filas de nazarenos. (61)
La primera salida procesional de ese siglo la efectuó la Cofradía en la
Semana Santa de 1910. (62) Dos novedades acompañaran a esta salida
procesional, una es la relativa al cambio producido en el día de salida,
de Jueves Santo, día que procesionaba desde 1840, al Miércoles Santo,
haciéndolo de aquí en adelante hasta la fecha. La otra novedad es la
desaparición a la hora de llevar el trono de los hermanos correonistas que
serán sustituidos por personal contratado asalariado, normalmente
estibadores del puerto: "los hombres de trono".
Los siguientes años continuaron realizándose estrenos, siendo el más
destacable el de la adquisición en 1912 de un trono para la Virgen, de
autor anónimo, de estilo neoplateresco, con cuatro grandes candelabros
metálicos con tulipas y que carecía de palio. (63) Sin embargo, este
primer trono no será procesionado hasta tres años más tarde, pues todavía
la Cofradía solo seguía procesionando la sección de Señor.
En 1914 la Hermandad encargó al artista malagueño, Antonio Barrabino, un
nuevo trono para el Señor de estilo "Luís XVI", que resulta de una mayor
calidad. (64) El trono no será terminado hasta 1916.
En estos años una de la Semana Santa más recordada para los hermanos de la
Cofradía será la de 1915, al ver salir por primera vez en el cortejo
procesional al Señor de la Puente seguido de la imagen de una Virgen;
Ntra. Sra. de los Dolores, que saldrá desde el interior del templo, en un
trono sin palio (adquirido como se ha dicho en 1912), acompañada de una
sección de nazarenos vistiendo túnicas de terciopelo morado y capirotes de
color blanco. Procesión, que curiosamente no llegó a efectuar el
itinerario completo, teniendo que volverse debido a las inclemencias del
tiempo. (65)
Si la Semana Santa de 1915 fue recordada, no menos lo sería la del
siguiente año de 1916, en la que la Cofradía presentó importantes
novedades, como el nuevo trono para el Señor, comenzado en 1914, este de
dimisiones rectangulares ya considerables: 2,80 metros de longitud por
2,40 metros de ancho y la Virgen estrenó también un manto bordado
realizado en taller de Zaragoza, y el bordado del vestido, obra de la
Religiosas Adoratrices de Málaga. (66)
Son años de continuas reformas. Así en los dos años siguientes la Virgen
de los Dolores estrenará dos tronos; uno en la Semana Santa de 1917, de
estilo neogótico, construido en Zaragoza, que como novedad más importante
presentaba la aparición de un palio, tipo de cajón, con bambalinas
bordadas en Zaragoza en casa de Leonor Torres. Igualmente estrenó un manto
de terciopelo azul y 32 candeleros de metal plateado. (67)
Esa Semana Santa de 1917 también será recordada porque la Cofradía, debido
a la fuerte lluvia que calló, no pudo efectuar su salida procesional,
haciéndolo en su lugar, no el Jueves Santo como sería lo normal, sino el
Viernes Santo. (68)
No tubo que contentarles demasiado a los hermanos este trono de la Virgen,
pues en 1918 de nuevo volverá a estrenar, otro nuevo, el tercero; de
estilo románico de madera dorada y policromada, obra de Antonio Barrabino,
autor también del trono del Señor, con tallas de Diego García Cabreras,
aunque conservaría el palio del anterior trono.
Todo este patrimonio ejecutado se pudo realizar gracias a la tenacidad y a
los sacrificios económicos de los directivos de la Hermandad. Ejemplo de
esta tenacidad lo representa la capacidad para buscar fondos
extraordinarios promoviendo actividades o eventos sociales: rifas,
verbenas, funciones de cine, festivales taurinos, etc. No pasa un año sin
que la Cofradía deje de sorprender con nuevos estrenos. Basta decir, que
entre 1909 y 1918, la Hermandad había gastado la ingente cantidad (de la
época) de 55.980 pesetas en renovar el patrimonio procesional, según
declaraba el propio Atienza en una entrevista realizada para el diario La
Unión Mercantil.
En 1919 el trono de la Virgen presenta un manto nuevo bordado en oro y
plata, realizado por las Adoratrices de Málaga, quienes bordaron además el
interior del palio, y se sustituyo el marco dorado de madera que remataba
el palio, por otro de terciopelo bordado en oro.
Las reformas llevadas a cabo en estos años no solo se circunscribieron a
los enseres procesionales; así el domingo 5 de agosto de 1923, durante la
tradicional celebración de la festividad del Cristo, se inauguró la
importante restauración acometida en la Capilla del Señor, que desde el
anterior siglo no había tenido reformas. (69).
Nuevamente el Miércoles Santo de 1924 se estrenó la gran reforma llevada a
cabo en el trono del Cristo, realizada también por Antonio Barrabino, de
tal importancia, que prácticamente resultaba como nuevo. Se trataba de un
trono ya de grandes dimensiones (para los procesionados en la época), de
2,5 m. de ancho por 4,5 de largo; considerado de estilo compuesto aunque
de cierta influencia barroca., siendo la novedad más destacable la del
puente, que figura cambiado y colocado conforme al eje del trono (como en
la actualidad).
El 30 de julio de 1924 se produce el fallecimiento de Rafael Atienza,
artífice e impulsor durante estos años del auge de la Cofradía. Le
sustituirá en el cargo quien fuese su máximo colaborador, el Teniente de
Hermano mayor, Rafael Mata Morales (1924-1925), que durante un año ocupará
interinamente el cargo de Hermano Mayor.
A pesar de lo efímero de su tiempo en el cargo, bajo su mandato se
confeccionará el bordado del palio totalmente terminado con rica maya y
flecos de oro, cuatro abortantes con cincuenta luces, realizados en los
talleres de Pío Mollar de Valencia para el trono de la Virgen, del que la
prensa se encargó de resaltar como "de los más fastuosos y ricos que
desfilan durante la Semana Santa", así como cuatro nuevos arbotantes para
el trono del Señor y el bordado de las túnicas para los mayordomos y
nazarenos que portan insignias, realizaciones que se pudieron ver
estrenadas el Miércoles Santo de 1925. (70)
Le sucederán en el cargo los cofrades, primeramente, José Gómez Marcado
(éste apenas por tiempo de un mes, dado que fue electo pero no tomará
posesión, y José Meca Martínez (1925-1929).
Esta nueva Junta presidida por Meca, se encontrará con el problema de que
la imagen de la Virgen de los Dolores, propiedad de la familia Atienza,
que fue cedida otrora para el culto, es reclamada por dicha familia. Ante
la situación creada, la Hermandad se ve en la necesidad de adquirir otra
talla, que reemplace a la anterior, cambio que no solo fue de imagen sino
también de advocación mariana, pasando de denominarse de Nuestra Señora de
los Dolores a María Santísima de la Paloma. Titulación que no fue
arbitraria, sino responde a un singular hecho ocurrido en la procesión de
ese año 1925, y que dio lugar a que el en una Solemne Función celebrada el
4 de marzo de 1926 por el canónigo de la Sta. Iglesia Catedral, D. Rafael
Contreras, Capellán de la Hermandad, se bendijese la nueva talla con esa
hermosa y nueva advocación que a larga significará un punto de inflexión
en la vida de la Hermandad.
La nueva imagen fue donada por el hermano Antonio Domínguez Silva. Se
trataba de una talla de candelero, de autor anónimo malagueño, considerada
de facturación industrial de finales del siglo XIX, cuya característica
más llamativa era que tenía sus manos abiertas, propia de las imágenes
pasionistas, sobre la que figuraba en su mano izquierda una paloma.
La salida de esta nueva Imagen no será la única novedad en la Semana Santa
de 1926, dado que entre las reformas y estrenos que se presentaban, estaba
la introducción de la capa en la indumentaria procesional, al menos para
los penitentes con insignias y mayordomos, un hecho nuevo para la
Cofradía, sin precedentes y que tan solo mantuvo durante seis años, hasta
1931, pues después de la Guerra la Hermandad optará por prescindir de
esta.
Otro de los estrenos importantes de esta época fue el que lució la Virgen
en la Semana Santa de 1929: un nuevo manto cuyas dimensiones eran de siete
metros y medio, de terciopelo azul bordado en oro por las Religiosas
Adoratrices y que sustituía al de 1919. Además, la Virgen estrenó otra
nueva saya bordada en oro con aplicaciones de pedrería, regalo de la
Camarera Mayor, Carmen de las Peñas de Cabo.
En los últimos años de esta etapa que denominamos como de esplendor, en
noviembre de 1929, es nombrado Hermano Mayor, Manuel Atencia Molina
(1929-1937). (71) Una de sus principales logros de la Junta de Manuel
Atencia fue el de la apertura de la puerta que daba acceso por el bajo
coro de la Iglesia de San Juan. Puerta, por la que saldrá la Cofradía en
esa Semana Santa de 1930 y la siguiente de 1931, no pudiéndolo hacer
lamentablemente más.
Sin embargo esta etapa vivida en estas dos últimas décadas, se verá
truncada con el advenimiento de la II República, cuando en la noche del 11
de mayo de 1931 es saqueada la Iglesia de San Juan. La Hermandad logró
salvar, aunque con serios desperfectos, las dos Imágenes Titulares que
solo fueron parcialmente destruidas, además de la mayor parte de los
enseres procesionales que, gracias a que no se encontraban en la parroquia
de San Juan, se libraron de su destrucción o saqueo.
A partir de entonces, la Hermandad, mermada, limitará su actividad
restringiéndose al culto interno, pues ya no será hasta casi una década
después cuando vuelva a salir a la calle la Cofradía, eso sí, ya con otras
Imágenes y en un contexto diferente.
El 18 de Julio de 1936 estalló la Guerra y Málaga se encontraba en zona
republicana. Durante este tiempo las cofradías como parte de la Iglesia
Católica sufrieron otra vez la acometida. El escaso patrimonio cofrade
salvado en 1931 fue ahora arrasado. Así ocurrió con la Parroquia de San
Juan que fue asaltada por las turbas revolucionarias y esta vez las
imágenes del Cristo y la Virgen no se libraron, en esta ocasión fueron
destrozadas y quemadas, perdiéndose para siempre.
LA REORGANIZACIÓN
Terminada la Guerra Civil en Málaga, se inicia, partiendo prácticamente de
cero y bajo la dirección de Miguel Hermoso Puerta, la reorganización de la
Hermandad, cuya primera tarea fue el encargo al escultor granadino José
Navas Parejo de las tallas de los Titulares; primero, la de la imagen de
la Virgen, que fue bendecida el Domingo de Ramos de 1939, recibiendo culto
en la última capilla lateral de la nave de la derecha, (enfrente de la
capilla del Cristo, en la otra nave), y que el párroco de San Juan cedió
para que fuera ubicada la imagen de la Virgen de la Paloma, lugar donde
permanecerá hasta 1972. Se trataba esta de la capilla que había ocupado la
imagen de la Hermandad del Nazareno de San Juan, desaparecida a raíz de
los sucesos de 1931. Y al año siguiente, también otro Domingo de Ramos, se
bendijo la del Señor. Mencionar que ambos Imágenes fueron bendecidas por
el Obispo de la Diócesis, Dr. Santos Olivera.
De este modo, con las Imágenes ya repuestas al culto, el Miércoles Santo
de 1940 la Cofradía volvía, después de diez años sin hacerlo, a
procesionar a las por las calles de nuestra Ciudad. Para la ocasión las
imágenes fueron procesionadas en tronos construidos por el carpintero de
la Hermandad.(72) Se trataba, como es comprensible, de tronos de escaso
valor artístico cuyo cajillo estaba ornamentado con aplicaciones de tallas
doradas y en el que destacaba sobre el mismo, el puente colocado
transversalmente al eje del mismo, mientras que el de Virgen, tenía
cajillo color caoba llevando sobre este la antigua cancelería, barras,
palio y manto del anterior trono, todos estos salvados de la contienda.
Sin embargo, esta salida procesional y las siguientes ya no serán iguales
a las de antaño, al no poder salir las Imágenes desde la Iglesia. Motivado
por la incomprensión del clero, la Cofradía, después de más de tres
siglos, se verá obligada a tener que sacar sus Imágenes en sus tronos
procesionales no de la Parroquia, sino de en medio de la calle, cobijada
en unos toldos montados para la ocasión, que popularmente hemos conocido
con el nombre de "el tinglado", circunstancia que se prolongará por más de
medio siglo.
En la Semana Santa de 1942 las Imágenes lucirán reformas de los tronos
procesionales encomendada a la Casa Orrico de Valencia Hay que
puntualizar, que no se trataba de la realización de nuevos tronos, sino
solo una reforma de los mismos, que afectaban al cajillo propiamente, para
enriquecerlos, que en el caso de el Señor presentaba un nuevo cajillo,
color madera con aplicaciones de bronce imitación oro. Y el de la Virgen,
llevaba un cajillo nuevo color "corinto" también con aplicaciones de metal
color plata. (73)
En 1944 es nombrado Hermano Mayor Honorario al Excmo. Ayuntamiento de
Madrid, estrecha vinculación que se manifiesta el Miércoles Santo de 1945
con la presencia de la Corporación Madrileña en la procesión de la
Cofradía. Y desde entonces, con alguna excepción, y hasta la fecha, los
alcaldes de la Capital del Reino o sus representantes, han presidido todos
los años la procesión de la Santísima Virgen de la Paloma.
Otra fecha memorable en estos años, es el que tuvo lugar el 1 de
septiembre de 1946, que podíamos definirlo de singular. Se trató de
prestar juramento de fe al dogma de la Asunción de la Virgen, acto con el
que la Hermandad quería reafirmar el carácter mariano. Como ya ocurriera
con el dogma de la Inmaculada Concepción nuestra Hermandad se adelantó
defendiendo este misterio antes de que fuese proclamado por la propia
Iglesia a través de Su Santidad Pío XII, el 1 de noviembre de 1954,
reconociendo la subida a los cielos en cuerpo y alma de la Virgen María.
De ello, aconteció el hecho que la Hermandad celebre cada 15 de agosto,
fiesta litúrgica de la Asunción de la Virgen, la festividad de María
Santísima de la Paloma.
Esta demostración de amor y devoción a la Virgen tuvo su reconocimiento el
día 16 de septiembre de ese año, y merced a la solicitud que a través del
Párroco, D. Emilio Cabello, el Sr. Obispo Dr. Balbino Santos otorgó
Decreto de indulgencia especial a aquellas madres o familias que
presentaran a sus niños recién nacidos ante la Virgen de la Paloma: "Por
la presente concedemos cien días de indulgencia a todos los files de uno y
otro sexo que oren ante la imagen de la Stma. Virgen de la Paloma, y a las
madres que La presenten sus hijos recién bautizados". Hermoso privilegio
que la Hermandad continua realizando en la fecha del 2 de febrero.
Poco a poco la Hermandad va subiendo peldaños en la recuperación de su
patrimonio perdido, primero, con la reconstrucción de las capillas para
los Titulares; siendo mencionable destacar la del Señor, hecha toda de
mármol de ágata, que con gran expectación en Málaga fue bendecida e
inaugurada el 4 de diciembre de 1949 por el Obispo y Cardenal D. Ángel
Herrera y Oria.
A mediados de la década de los años cincuenta, se afronta la reforma de
los enseres procesionales, y a tal fin, se le encarga al tallista
malagueño Pedro Pérez Hidalgo la realización de los tronos; estrenándose
primeramente el de la Virgen en 1956, trono de grandes dimensiones de
estilo barroco dorado, que es completado con la realización por parte de
las religiosas Adoratrices de Málaga de un nuevo manto, así como de un
nuevo palio, realizado en los talleres de Encarnación Benítez de El
Escorial; y después, el del Señor, de estilo barroco, labrado también en
madera con aplicaciones doradas, siendo este de importantes dimensiones,
que es estrenado en 1963.
Al analizar la vida de esta Corporación en este siglo, no habrá otro
periodo bajo la presidencia de Miguel Hermoso Puerta tan fecundo para la
Hermandad como el historiamos. Los años cincuenta y buena parte de los
sesenta significaron un periodo marcado por acontecimientos relevantes, y
de realizaciones y consecuciones notables. Acontecimientos como las Santas
Misiones en 1951, con grandes fastos que promovieron la salida
extraordinaria en Rosario de la Aurora de los Titulares; realizaciones tan
notables como las efectuadas en el conjunto de los enseres procesionales,
destacando aquel frente de procesión con aquellas túnicas en terciopelo
bordadas; consecuciones como la alcanzadas en la solemnidad dada a los
cultos, que hacen que los mismos sean referentes en la Málaga cofrade.
Buen ejemplo fue el Quinario de 1957, que destacó por la predicación que
corrió a cargo del popularmente conocido padre Venancio Marcos y por el
impresionante altar montado, que albergó en toda su dimensión el
presbiterio y altar mayor de la Iglesia, levantando una gran expectación,
llenándose todas las naves de la Iglesia de hermanos y fieles, tal es así,
que se tuvo que cobrar a una peseta la silla., siendo retransmitidos en
directo por Radio Juventud y seguidos por la prensa escrita que se hizo
eco en todos los diarios. La vinculación con instituciones y
personalidades, incorporando a la nómina de hermanos a personas de
renombre de la nobleza, burguesía industrial, política, ministros de la
Iglesia y de la sociedad de entonces que ayudaron en gran medida al
desarrollo de la Hermandad; o la proyección de la Hermandad más allá de
Málaga, con la existencia de dos colonias de hermanos en las ciudades de
Madrid y Barcelona, o la exposición en el año 1960 en Madrid del trono de
María Santísima de la Paloma, como exponente de nuestra Semana Santa, son
en su conjunto testimonio de una época que aúpan a la Hermandad entre las
más señeras de nuestra ciudad.
La llegada de los años setenta supondrá un revulsivo en el auge emprendido
por la Hermandad. Dos hechos son los que marcarán el devenir. El primero
es la realización en 1970 y bendición, el 20 de febrero de 1971, de la
nueva imagen de la Virgen de la Paloma, obra del imaginero sevillano Luís
Álvarez Duarte, que resultó ser de notable admiración, belleza y devoción
por sus singulares facciones, y el otro, es relevo generacional dentro de
la estructura interna de la Cofradía. A los 35 años de mandato de Miguel
Hermoso, el más largo de la historia de la Hermandad, y de aquellos
hombres que desde la reorganización de la Hermandad habían estado al
frente, se dará paso a otra generación más joven. Francisco Hermoso
Bermúdez (1972-1990), hijo del anterior, será elegido el 15 de febrero de
1972 Hermano Mayor.
Con la llegada de Francisco Hermoso se inicia una etapa que podríamos
calificar de "renovación". En apenas los cinco primeros años, se acomete
una serie de reformas y se renueva, con la excepción de la túnica del
Cristo, el palio, manto y trono de la Virgen, la totalidad del actual
patrimonio procesional; que comenzará con la realización de un magnífico
trono dorado en oro fino para el Señor, estrenado en 1973; de nuevas
barras de palio (1973), de nuevos hábitos para los nazarenos (1973),
confeccionados en terciopelo burdeos para la sección del Cristo y en azul
para la de la Virgen con capirotes de raso para ambas secciones, y de
nuevos enseres procesionales (1974). Además de estas reformas
procesionales, se consiguen dos importantísimas adquisiciones: una, fue la
compra y edificación del almacén de la calle María Tubao (1972-73), gran
consecución en cuanto permitía que los tronos pudieran guardarse sin
necesidad de montarlos y volverlos a desmontar. El otro logro fue la
cesión y permuta de la antigua capilla del Santísimo de la Parroquia por
la anterior de María Santísima de la Paloma (1972). La adquisición de esta
nueva Capilla para nuestra Titular, en un lugar emblemático del templo,
presidiendo la nave colateral derecha, iba a significar una magnífica
oportunidad para poder dedicarle una capilla tan digna como la que tenía
el Señor.
Junto a estas consecuciones de un nuevo estilo del cual fuimos pioneros y
que con el tiempo influyó a todas las demás hermandades; como el vestir a
la Virgen de hebrea (1972), en detalles en el trono de la Virgen como las
llamadas "velas rizadas" (1972), la colocación del tren de velas que
conseguirá que estas lleven una simetría casi perfecta (1972), los
rosarios en las barras del palio (1973), la conversión de las tallas de
las figuras del grupo de misterio para ser revestidas (1973), o más tarde
recuperar para el cortejo procesional la figura del Pertigüero (1986). Sin
olvidarnos, que nuestra Corporación abrió el ciclo de los suntuosos y
efímeros altares de culto, tal y como hoy los entendemos.
También en los años setenta asistiremos a otros no menos importantes
cambios. En 1973 primero, y en 1978 luego, se sustituye a los hombres de
trono asalariados por jóvenes portadores que sin contraprestación
económica se ofrecen a llevar los tronos y que terminarán siendo hermanos.
El otro cambio significante es la incorporación, en contra de lo legislado
en el anterior Derecho Canónico, de la mujer en las filas de nazarenos.
Estos acontecimientos serán dos hechos claves para el futuro de la
Hermandad.
En 1980, después de muchos años de sacrificios, se hace realidad el
ansiado deseo de proveer a la Virgen de una Capilla en consonancia con la
del Señor. Así pues, el 1 de noviembre de ese año, es bendecida la Capilla
de la Virgen en San Juan, sobresaliendo el magnifico retablo del siglo
XVIII adquirido, que había sido reconstruido y montado por los propios
hermanos. Su bendición es llevada a cabo con una solemne ceremonia
religiosa que fue oficiada por el Obispo, D. Ramón Buxarráis, y actuando
como padrinos el Sr. Gobernador Civil y Sra.
En diciembre de 1982, después de un proceso algo tortuoso, son aprobados
los Estatutos que, a instancias de Autoridad Eclesiástica, se acomodaban a
las normas dictadas para el régimen de gobierno de las hermandades y
cofradías.
En marzo de 1987, en conmemoración de los 350 años de historia de la
Hermandad y 50 de la reorganización, se realizan con este motivo una serie
de actos que acompañan a estas efemérides con estrenos y reformas
patrimoniales, y que culminan con la salida extraordinaria de Ntro. Padre
Jesús de la Puente. En un trono preparado para tal ocasión y acompañado de
las figuras del "Berruguita" y el Romano, desde la misma Iglesia de San
Juan salió y recorrió las calles del casco antiguo para visitar en sus
respectivos templos a las hermandades del Huerto y Pollinica, que antaño
fueron filiales de la Puente.
Los años finales de la década de los ochenta son años de importancia para
la Corporación. La Hermandad cambia la imagen del Señor, por una nueva
talla de mejor plasticidad, encargándole la obra al imaginero sevillano,
Juan Manuel Miñarro López. El 20 de noviembre de 1988 es bendecida la
actual y soberbia Imagen. El Cristo, subido en un impresionante altar
erigido para la ocasión, presidio el Altar Mayor de San Juan, en una
solemne función oficiada por nuestro Consejero de Honor, D. Manuel Gámez
López. Nueva imagen del Señor que saldrá procesionada en la Semana Santa
de 1989.
El 24 de julio de 1990 es nombrado Hermano Mayor, José Luís Parra de
Torres (1990-1999), cuyo mandato se verá centrado en conseguir un añorado
y necesario anhelo; el realizar para la Hermandad, no solo una Casa de
Hermandad donde los hermanos se pudieran reunir y hacer las actividades de
la Cofradía, sino lo más resaltable, el disponer de una Capilla para los
Titulares en los que estos pudieran tener sus cultos propios y desde donde
pudieran salir en sus tronos procesionales; ambicioso e ingente proyecto
que con gran sacrificio y entrega se pudo ver hecho realidad en 1995, con
la edificación en la Plaza de San Francisco de la nueva sede canónica de
la Corporación.
La nueva sede, definida arquitectónicamente como de estilo "neoclásico
malagueño", es una construcción concebida por nuestro hermano y
arquitecto, Antonio Valero del Valle. Se trata de una obra única por ser
completa, al recoger Capilla y Casa de Hermandad en un mismo edificio, y
por ser de las pocas cofradías en nuestra ciudad que permite que desde su
propio templo pueda realizar su salida procesional.
De este modo, en octubre de 1995 se producirá un hecho histórico que
marcará otro antes y después en la vida de esta antigua Corporación,
cuando después de más de tres siglos, esta Hermandad, abandonará la
iglesia de San Juan, sede donde se erigió, para establecerse en su sede
propia de la plaza de San Francisco. Actos que tienen lugar ese 28 de
octubre con la celebración de una solemne función de despedida y posterior
traslado en procesión extraordinaria con las Imágenes a la nueva sede.
Procesión que se efectúa arropada de multitud de malagueños con los tronos
procesionales del Cristo de la Exaltación y de Ntra. Sra. del Mayor
cedidos por las Cofradías Fusionadas.
A la mañana siguiente, el 29 de octubre, en una solemnísima función
oficiada por el Sr. Obispo, D. Antonio Dorado Soto, y con la presencia de
las mas altas instancias municipales de la ciudades de Madrid y Málaga, es
consagrada la nueva Capilla en honor a nuestra Titular, María Santísima de
la Paloma.
A la par de este importante acontecimiento, en ese año 1995 será recordado
en los anales doblemente, al conmemorarse el 50º aniversario del
hermanamiento entre la Hermandad y el Ayuntamiento de la Capital del
Reino; efeméride que se verá escenificada con la concesión por parte de la
Corporación Madrileña, el 28 de julio, de la Medalla de Honor, la más alta
distinción de esa Ciudad a nuestra Titular; imposición que fue ofrecida a
la Virgen de manos del Alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano.
Asimismo, se celebró la conmemoración del XXV aniversario de la bendición
de la imagen de María Santísima de la Paloma con una serie de actos que se
iniciarían en ese mes de octubre y se prolongarían hasta el de febrero de
1996, fecha (la de febrero) en la que tuvo lugar la bendición de la
Imagen.
Celebraciones, todas estas, que junto a la primera salida procesional del
nuevo templo en la Semana Santa de 1996, constituyen fechas memorables e
imposibles de obviar.
En febrero de 1998, como ocurriera en 1960, fue llevado a Madrid para ser
expuesto el trono de la Virgen, como uno de los exponentes de trono
malagueño, siendo objeto de admiración de propios y foráneos.
En estos últimos años del mandato de José L. Parra se inicia la
restauración y pasado a nuevo terciopelo de las bambalinas del palio de la
Virgen, estrenándose la delantera y trasera en la Semana Santa de 1999.
Antes de finalizar el pasado siglo, el 25 de Abril de 1999 es nombrado
Hermano Mayor, Ángel Crespo Moreno (1999-2003), quien, prosiguiendo la
labor emprendida por los que le precedieron, lleva a cabo proyectos tan
precisos en lo concerniente al patrimonio procesional y de culto;
procesional, con la terminación del pasado a nuevo terciopelo del palio y
del manto de la Virgen (2002); y de culto, con la restauración efectuada
en los altares de la Capilla, con el embellecimiento de los mismos, y la
instalación tan deseada por todos los hermanos del antiguo retablo que
albergaba a la Virgen en iglesia de San Juan, obras estas últimas que
fueron inauguradas el 24 de diciembre de 2002 por el Obispo de la
Diócesis, D. Antonio Dorado Soto.
CRÉDITOS
"BREVE HISTORIA DE LA HERMANDAD"
Extracto sobre estudio histórico realizado por Diego Hermoso
Ruiz-Vázquez
FUENTES DOCUMENTALES
(9) - A.H.P.M.: Escribanía de Cristobal Martín de Castilla, fol. 607. Año 1703.
(10) - A.H.P.M.: Escribanía de Alonso García Villafuente, fols. 336-345. Año 1705.
(11) - A.H.P.: Constituciones de 1723 y auto de aprobación de las Constituciones por el Obispo Diego de Toro y Villalobos, 24 de marzo de 1724.
(12) - A.H.P.: Solicitud formulada al Obispado por la Hermandad para la construcción de un altar
en la Capilla mayor de la Iglesia, leg. 11 de junio de 1725.
(13) - A.H.P.: Solicitud dirigida por la Hermandad al Obispado para la construcción de una bóveda de enterramientos en el subsuelo
de la Iglesia, leg. 30 de julio de 1734.
(14) - A.M.M.: Libro en que se han de llevar la cuenta por los mayordomos de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Puente
de lo que se juntare de limosna y demás gastos, 1735-1789. s/c. Véase también, LLORDEN, A. y SOUVIRON, S.: Historia
documental de las Cofradías y Hermandades de Pasión de la ciudad de Málaga, Ed. Ayuntamiento, Málaga, 1969. p. 443.
(15) - A.M.M.: Libro de Cuentas de la Hermandad, op. cit., s/c.
(16) - A.M.M.: Idem.
(17) - A.M.M.: Idem.
(18) - A.M.M.: Idem. Inventario de bienes realizado con motivo del cambio de mayordomos, año 1750.
(19) - A.M.M.: Décadas Malagueñas. Años 1756 y 1757.
(20) - A.M.M.: Idem., pagos efectuados a la bordadora Teresa de Linde
por la ejecucción de la túnica para el Cristo, 1760-1768.
(21) - A.M.M.: Idem.
(22) - A.H.P.: Solicitud de la Hermandad dirigida al Obispado para la obtención de la licencia para permutar el altar en la Iglesia
por el de San José, leg. 20 de febrero de 1761 y auto de concesión por el Provisor General del Obispado concediendo a
la Hermandad el cambio y permuta de altares solicitados, leg. 21 de feberero de 1761.
(23) - A.M.M.: Libro de Cuentas de la Hermandad, op. cit., s/c.
(24) - A.H.P.: "Cabildo"; Acuerdo de ratificación por este órgano de gobierno de la Hermandad por el que se aprueba
hacerse cargo de dicha Cofradía de la Pollinía. Ms. del 7 de junio de 1772, leg. 6-8.
(25) - A.M.M.: Libro de Cuentas de la Hermandad, op. cit., s/c.
(26) - A.M.M.: Idem.
(27) - Real Cedula de Carlos III sobre prohibición de efectuar enterramientos en el interior de los templos. Año 1781.
(Libro 1º, ley 1º, título III de la Movilísima Recopilación de las Leyes de España..., mandada formar por el Señor Don Carlos IV
(6 vols.), Imp. Real, Madrid, 1805).
(28) - Real Pragmática de Carlos III sobre abolición y revisión de hermandades de pasión y otras asociaciones piadosas:
"Resolu-ción de S. M. a consulta del Consejo de veinticinco de junio de mil setecientos ochenta y tres, sobre reforma,
extinción y respectivo arreglo de las Cofradías en las Provincias y Diócesis del Reino. Año 1786. En Madrid. En la
Imprenta de Don Pedro Marín". (Libro 9º, ley 6º, título II de la Novilísima Recopilación de las Leyes de España..., op. cit.).